martes, 14 de agosto de 2007

La violencia de género: algo de lo que sentirse orgulloso


Leyendo el periódico esta mañana, no pude evitar mi indignación al leer el siguiente titular: "Un hombre llama a la policía para jactarse de que estaba pegando a su mujer"

Además de estar asesinándonos, ahora parece ser un hecho por el que sentirse orgulloso. No puedo imaginarme el razonamiento de tantos hombres que, como él, descargan sus complejos y frustraciones sobre nosotras. El mismo razonamiento que ha causado 65 asesinatos en lo que va de año, y que además le hace sentir bien, lo suficientemente bien como para llamar a las fuerzas de seguridad y regodearse en el hecho de estar golpeando, humillando y aterrorizando a su pareja.

En las últimas 48 horas, cuatro mujeres han sufrido la misma suerte. ¿Cuánto debe crecer la cifra de asesinadas para que se tomen medidas realmente efectivas? Nadie puede negar el esfuerzo del gobierno actual que, como primer paso ha puesto el tema de la Violencia de Género dentro de la agenda política. En los últimos cuatro años se han creado dos leyes estatales para combatir al patriarcado. Por un lado "La ley de igualdad efectiva entre mujeres y hombres".
y por otro lado "La ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género"
Sin menospreciar el esfuerzo, ambos textos plantean serias carencias. Si hacemos un sumarísimo análisis del marco sobre el cual están planteadas vemos una carencia muy importante en la propia definición del problema; es decir: ¿la violencia de género es un problema de toda la sociedad o sólo de las mujeres? ¿son las mujeres víctimas o responsables pasivas de la misma? ¿qué papel tienen los hombres? ¿qué es el género?...

A pesar de que la primera pregunta parece una obviedad, es algo que los legisladores parecen no tener muy claro. De hecho se plantea como un problema social y sin embargo de cara a tomar medidas de concienciación con el tema, sólo encontramos destinadas específicamente a mujeres . No existen medidas de concienciación dirigidas a los hombres. Lo que me lleva a la segunda pregunta. En el mismo texto vemos cómo las mujeres somos víctimas de la violencia y como a la vez somos responsables. Éste es uno de los mayores fallos. Si planteamos que somos víctimas de los malos tratos, no se está favoreciendo el marco necesario para el empoderamiento. En este punto entroncamos con el otro planteamiento: si somos responsables de sufrir la violencia en tanto en cuanto no denunciamos o tomamos medidas para acabar con esa situación, es necesario que, además de dotar al sistema de medidas efectivas (y con efectivas me refiero a que consigan que dejemos de ser asesinadas), se cree un contexto favorable para la toma de conciencia como sujetos activos en la sociedad con capacidad de intervención. Dicho de otro modo: el sistema debe dotarnos de herramientas útiles para empoderarnos, cosa que no hace dado que las propias leyes reproducen la dualidad de víctimas-responsables.

Con relación al papel del hombre, aunque también pueda resultar evidente, vemos que no le es asignado ninguno. Por un lado las mujeres somos las víctimas, pero por el otro también somos verdugos pasivos, así que el hombre no tiene ninguna responsabilidad en el hecho de que nos asesinen. De hecho me gustaría ver qué cara se les queda a los (y lo pongo en masculino no por usar un genérico, sino porque estoy convencida de que son hombres) que se devanan el seso redactando estas leyes cuando leyeran el titular que he leído hoy "Un hombre llama a la policía para jactarse de que estaba pegando a su mujer".

Y en la última pregunta podemos hayar la piedra de toque de un debate que está abierto en la actualidad. Si entendemos el género como una construcción cultural que se basa en la asignación de determinadas características personales según su sexo biológico, también entendemos que hay dos géneros: por una lado el femenino, al que tienden a asignársele características con denotaciones negativas en la sociedad actual, y por otro lado el masculino, al que (habeis adivinado) se le suelen asignar características con denotaciones positivas. Por lo tanto un razonamiento lógico nos llevaría a pensar que en tanto en cuanto construcciones culturales, ambas, traen sus problemas. De lo que derivan teorías innovadoras que se dedican a trabajar sobre las masculinidades.

Hasta que no asumamos que la sociedad es una sociedad machista, que ejerce en todas las esferas de nuestra vida un violencia directa contra la mujer que va desde la imposibilidad de promocionar en el trabajo, el acoso sexual, acoso verbal, marginación y exclusión, reclusión al ámbito de lo privado, violencia física... y que frente a ella debemos posicionarnos todas y todos, no habrá medida alguna que sea efectiva.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me cuesta tanto entender que la situación siga igual...
Esas leyes las redactan sólo hombres??? pues para mi eso es uno de los muchos problemas que causan la inutilidad de las medidas...

Y sobre todo nuestro entorno, hace falta una educación igualitaria ya desde pequeñitos, nuestra educación,lo que vemos en casa y en nuestro barrio, nuestro entorno es lo que seremos a medida que vayan pasando los años.


UFFF mucha información contenida en tu escrito, pero a la vez muy intereseante :)mientras lo leía te estaba viendo hablar ajajaja

Mery

Anónimo dijo...

Ola Sara! Por lo que veo estudiamos la misma carrera y en la misma facultad. Yo milito en IU, pero hasta ahora donde mas me he implicado ha sido a nivel local (Badajoz) y regional (Extremadura), en Madrid todavia no mucho. A RQTR me apunté el curso pasado, pero no he podido participar mucho aun porque al haber sido mi primer año en Madrid he tenido mi vida un poco desordenada. Espero que este curso cambien las cosas.

Seguimos en contacto y a ver si nos conocemos!

Besos