lunes, 28 de enero de 2008

Ya no basta no morirnos


Ultimamente, con esa negación que al principio vino cansada y dirimente, pero que después explotó convirtiéndose en una nítida y nueva máxima, el no leer los periódicos. He dedicado mi tiempo a cosas más productivas. A lecturas más reconfortantes, esas lecturas que te arropan, que te hacen crecer a fuerza de querer compronderlas, y de esas que también crecen contigo, que crecen con cada persona que las lee.

En este afán me encontraba cuando cayó en mis manos "La guerra por la palabra" del profesor Marcos Roitman (lecturas muy recomendadas). Este libro se construye bajo la necesidad de lanzar al mundo el llamamiento que nos hacen nuestras compañeras y compañeros de chiapas.

El libro es la botella que lanzaron desde el año 94 con la esperanza de que alguien leyera su mensaje. Y esta vez he sido yo. Y su mensaje me ha dejado un desasosiego que hacía mucho tiempo no sentía. Un desasosiego que me recorre el cuerpo jugando con mis nervios y haciendo que algunos pelillos (sobre todo en la nuca) se levanten cual girasoles al paso del sol.

Y ese rayito que los levanta es su voz alzada diciéndonos que no, que es mentira, que no está nada perdido mientras no queramos que esté perdido. Que la mejor baza del sistema es la asunción de la derrota de quienes queremos transformarlo.

Es una guerra por la palabra, por resignificar los conceptos. Por construir nuestras propias armas, elementos que nos ayuden a nombrar nuestra realidad, no una realidad ajena, una realidad heredada, una realidad construida; no, tenemos que nombrar la nuestra.

Como un socióloga feminista, Anne Richie, dijo una vez: En un mundo en el que pensamos con palabras lo que no se nombra es opresión y violencia.

Por eso yo voy a nombrar, nombrarme a mi como mujer, como estudiante, como joven, como trabajadora, como republicana, como ecologista... nombrar al que tengo en frente, anómimo viajero de metro, y a la que tengo al lado, anónima transeunte de la gran vía; a aquellos que están luchan al otro lado del charco, y a las que lo hacen día a día en su casa; a los que arriesgan su vida día a día en su trabajo, y a las que lo hacen en su matrimonio; a los niños que nunca serán niños, y a las que viven en una cárcel de cristal... Voy a nombrarlos para reconocerlos, voy a nombrarlas para sentirme reconocida en ellas, voy a nombrarme para que juntas nos reconozcamos.

A nombrarnos en positivo, por todo lo que podemos construir, a nombrarnos alegremente para organizar la rebeldía.

miércoles, 16 de enero de 2008

Yo también he abortado


La persecución a la que se está sometiendo a las mujeres que se han visto en la situación de abortar es, sencillamente, vergonzosa. El acoso, la falta de privacidad, la culpabilización... son algunos de los obstáculos a los que deben enfrentarse mujeres y profesionales de la salud.

No es concebible que en el año 2008 aún siga abierto el debate sobre si las mujeres tenemos o no tenemos plena decisión sobre lo que hacer con nuestro cuerpo. SI somos o no somos dueñas de nuestro destino...

Ese es el debate y no otro. EL debate es si lo que priorizamos es la identidad de la mujer como mujer o la identidad como madre. Un país que se considere democrático debe empezar a plantearse seriamente, nada de por la puerta de atrás como se hace en España con la trampa de los supuestos, el hecho de que lo prioritario es que las mujeres somos personas con capacidad de decisión sobre nuestro propio cuerpo y por lo tanto debemos ejercerla.

Si tuvieran que abortar los hombres, sería otra cosa....

Y ahora las persecuciones a las mujeres que han abortado... no es por ser biliosa pero, ¿a nadie le recuerda esto a la campaña del senador McCarthy y su campaña contra los comunistas? Porque ¿quién se preocupa por preservar el derecho a la intimidad de esas mujeres? ¿Quién piensa en ellas, quién piensa en nosotras?

Por eso es el momento de decir que ya basta. Que las mujeres tenemos y debemos ejercer nuestros derechos plenamente y como principal y esencial el derecho a ser dueñas de nuestro propio cuerpo. Y debemos salir a la calle y gritarlo con fuerza, porque esta es nuestra lucha, la lucha de todas porque se nos reconozca como "sujetas". La lucha principal, la lucha que otras ya empezaron hace mucho tiempo.

Desde este blog quiero recoger el testigo y gritar con fuerza, para dar más fuerza. Porque no estamos solas el miércoles 23 a las 17:00 en la Puerta del Sol salgamos a gritar juntas. A reivindicar la posesión de nuestro propio cuerpo.

Aquí y donde sea, en cualquier momento, la lucha feminista es la lucha de todas nosotras así que espero veros