martes, 13 de octubre de 2009

La historia de Hypatia, nuestra historia colectiva.



Ayer, como la mayoría de madrileños y madrileñas que puedieron disfrutar del puente, aproveché para ir al cine. Ví Ágora , película que recomiendo encarecidamente.

Allí, en aquella gran sala, rodeada de tantos y tantas desconocidas, me sorprendí llorando. Y digo me sorprendí porque creo que es la primera vez que lloro viendo una película. Habrá quien piense que no creyó que fuera tan triste y, de hecho, no lo es, no es tan triste. La historia ya la conocemos un poco y la moraleja es lo de siempre, que los fanatismos conducen a la destrucción, en fin... que no es eso de lo que yo quería hablar.

Salvando el momentazo de la destrucción de la biblioteca, con el que cualquiera que tenga una mínima inquietud por leer lo sufriría con el corazón en la mano y el insulto a puntito de resbalarse por los labios; yo quiero hablar de Hypatia, quiero hablar de nosotras.

Quiero hablar de tantas mujeres a las que la historia se ha encargado de enterrar. Quiero hablar de cómo se les castiga por no querer asumir el papel que la sociedad le asigna. Quiero hablar sobre cómo estas mujeres no quisieron resignarse y eso les costó la vida. Quiero hablar de mi historia, de nuestra historia. Y al hacerlo querría hablar de tantas y tantas mujeres, de tantas compañeras que a fuerza de no querer ser recordadas se han perdido en el olvido, de tantas heroínas anónimas que acabaron por convertirse en ausentes... pero también quiero hablar del ahora, de mis compañeras. De todas las mujeres a las que tengo la suerte de ir descubriendo, la gran suerte de acompañarlas y aprender de ellas, de su lucha... Porque nosotras somos parte de todas las que plantaron batalla antes. Porque tenemos historia, tenemos memoria y es nuestro deber recuperarla.

Y todo esto se me pasaba por la cabeza cuando lOs cristianos, apresaron a Hypatia. Cuando la llevaban a empujones, cuando la cámara enfocaba a sus ojos y derepente sus ojos eran los ojos de todas, una mirada con tanta historia... y, por un momento mis ojos fueron también los suyos... y por eso hay que seguir luchando porque dentro de todas nosotras, de todas las que me acompañan ahora y de las que hicieron que esto fuera posible, hay un poquito de nuestra memoria como mujeres y es tarea nuestra recuperarla.