martes, 8 de septiembre de 2009

Y todavía las mujeres seguimos siendo Evas Anónimas.....




Desde hace como una semana los medios de comunicación parecen estar abriendo un debate sobre la prostitución. Pero, como ya viene siendo habitual en la prensa institucionalizada, no deja de ser un debate falso. La liebre saltó con unas imágenes en un barrio de Barcelona en las cuales se veían a dos parejas practicando el sexo en unos soportales. Sin sonido, y si hacemos un acercamiento semiótico de la imagen que recibimos, lo que vemos es a cuatro personas, dicho mal y pronto, follando. Más sin embargo y como si de un truco de magia se tratara, los hombres desaparecen de la imagen. Lo que incomoda son las mujeres, pérfidas nínfulas, que son retratadas como una amenaza al buen gusto y la tranquilidad de los y las vecinas que habitan el espacio público.

A partir de aquí, todo va rodado: el problema es la prostitución, las mujeres que venden su cuerpo, si la regularamos la encapsularíamos en cuatro paredes y no sería tan indecoroso, no hay que regularla hay que llevarla a lugares a las afueras de las ciudades de esos que sólo frecuentan pobres, "yonkis" y gente de malvivir...

Pero, ¿qué falta en este texto? ¿Qué nos estamos perdiendo? Lo más evidente lo encontramos si regresamos a esas primeras imágenes: a aquellas en las que en vez de dos había cuatro personas. Faltan los hombres. Y yo me pregunto: ¿Es que en el negocio de la prostitución, los consumidores, los que generan la demanda que provoca la oferta (para hablar en términos más economicistas, que parece dar más seriedad en los tiempos que corren) no tienen nada que ver? Esos hombres que deciden establecer unas relaciones sexuales mediante coacción monetaria, ¿no forman parte de la noticia?

Aún hay más. Hay otro elemento que me parece igualmente importante, que quizás sea más sutil. Un elemento que no aparece en la imagen, o sí, pero que estamos tan acostumbradas y acostumbrados a que aparezca en el 90% de las imágenes que vemos a diario que se nos escapa. De todo el debate se ha obviado el capitalismo. El modelo económico que hace que determinadas personas que son expulsadas (por distintos motivos)del sistema se vean abocadas a vender cualquier cosa que sea susceptible de ser comprada, en este caso el cuerpo. A una apuesta política por la deshumanización y la explotación. A todo un sistema de mercado que con una capacidad asombrosa absorbe hasta nuestros propios cuerpos para combertirlos en oferta, con más o menos existo. Y señoras y señores el mercado manda, el mercado está tan de moda que supera cualquier conservadurismo, hasta el punto que la presidentísima se apunta al carro de la regulación.

Y no puedo evitar pensar en todas estas cosas que no se dicen y que están en el centro del debate. Que acaban haciendo que las mujeres sigamos sin poder superar nuestro estereotipo de Evas Anónimas, aquellas que seducen a los indefensos hombres haciéndoles aflorar sus más bajos instintos.

Ahora la palabra es vuestra.